DESDE EL ABISMO/ MAURICIO Y ANTONIO VEGA

Desde el Abismo es la muestra de los oscuros mundos de dos magníficos artistas plásticos Antonio y Mauricio Vega.

Decía Paul Eluard en su poema

"Desde el fondo del abismo"

-No estaban locos los melancólicos

Estaban conquistados digeridos exclusos

Por la masa opaca

De los monstruos prácticos-

Tenía razón Eluard... la melancolía se siente en la creación de estos dos expresionistas, que a su vez fueron conquistados por los mounstros cotidianos, por el entorno hostil, por el medio en el que se han desenvuelto, por la necesidad, por la curiosidad, por el sufrimiento.

Cuando uno asiste a una exposición como la que presenciamos ayer en el Salón de la Plástica Mexicana, sales dilucidando si fuiste testigo o participe, si los mounstros que moran en las obras de los artistas no son parte de tus propias pesadillas, si aunque lo niegas, posees ese mismo lado oscuro que domina en el mejor de los casos algún sueño, o quiza se hace presente de repente en tu vida.

Las traducciones de Mauricio, de estas metropolis oníricas que flotan entre un universo eternamente cambiante, que aparecen y estan en la misma obra desapareciendo, deconstruyendose, implosionando y evolucionando hacia un nuevo horizonte siempre presente que se vislumbra en la lejanía, son obras con un contenido iconográfico impresionante, donde se puede encontarar desde una piedad en medio del caos o la máquina, que nos da una idea de tecnología pero que al mismo tiempo es el mismo hombre que aplasta los escombros de su creación y le da la mano a la ciudad futura a la metropolis soñada, que pronto encontrara justo el mismo destino que la anterior.

A nivel formal la composición de Mauricio es completamente equilibrada, utiliza una proporción aurea y nos genera un foco desde donde todo acontece, su pincelada es asertiva, de primera intención, específica, su detalle impresionante, de entre esta penumbra de movimiento y transmutación resalta el color que le da equilibrio y magia.

El maestro Vega tiene la habilidad de hacernos particicpes de su fantasía, de jalarnos al interior del cuadro donde vivimos esa destrucción de la catedral gótica, o ese peregrinar eterno de las ánimas por los caminos del inframundo citadino, de las cloacas, de lo que las buenas conciencias esconden debajo de las alcantarillas y después nos presenta la puerta de entrada a otro mundo, una puerta gigantesca que parece salida de un cuento de ciencia ficción, y que en su quicio sustenta los ojos que reflejan lo que hay de tras del ser, del hombre que en su composición no importa es solo una silueta sin identidad, lo interesante esta detras de él, en el camino que lo llevo al portal y al frente, en el camino que seguramente descubrira al abrirse ese intrincado portal, en otro nuevo universo de gozos y torturas.

Antonio plasma las mismas emociones pero mucho mas descarnadamente, en su obra siempre hay un grito, no una llamada de atención, hay una emoción que no se puede describir mas que como angustia, la traducción de las garras que devoran, de la mujer que halla su génesis en los escombros y que surge de un tondo en medio de la confusión, de la basura, de materiales de desecho, para convertirse en una Eva mítica.

Hablar de las composiciones de Antonio es tan difícil como asimilarlas, las figuras surgen entre pinceladas sepias y blancas sin estar delineadas nunca, se generan, ocurren, en un lienzo, pero siguen ocurriendo, se siguen moviendo, no estan quietas ni fijas, son como desgarrados espíritus que transitan con una fuerza brutal, arrebatan, te mueven hasta la médula el sentimiento y te sobrecojen de una forma extraordinaria.

Ambos hermanos manejan un lenguaje críptico, simbólico, juegan con la mitología, con la poesía, con el cine, con la psicología y traducen en expresión y pincelada la síntesis de sus vivencias.

Alejandra Del Río

25 de Junio 2010