Opus Tenebrarum de Mauricio Vega




Opus Tenebrarum  de Mauricio Vega
Por Alejandra Del Río

Con motivo de exposición “Opus Tenebrarum” del gran artista plástico Mauricio Vega, que abrió sus puertas el pasado  25 de Julio y que estará en exhibición hasta el 25 de Agosto, en el Centro Cultural del México Contemporáneo ubicado en la calle de Leandro Valle #20 en el Centro histórico de la Ciudad de México. quiero compartirles este artículo que escribí sobre su obra 
tuvimos el placer de apadrinar su nueva exposición la gran arista plástica Gabriela Sodi y su servidora  Alejandra Del Río  como presidente del grupo ART NOW! México de artistas plásticos 
Entre los asistentes a este evento los artistas Celso Zubire quien fuera presidente del Salón de la Plástica Mexicana, el Maestro Alejandro Gómez Oropeza, uno de los mejores coloristas de la plástica actual en México y los también artistas Raco y Antonio Vega además de personalidades del ambito Social como Ana Adalid o el coleccionista inglés Peter Mouher, quien voló de Londres para estar presente en esta muestra
Quiero compartirles este artículo que escribí como texto introductorio a su exposición y con el que inauguramos su muestra en este espacio:


“Opus Tenebrarum"
La muestra de los oscuros mundos del magnífico artista plástico:
 Mauricio Vega


Las tinieblas

En las cuevas de insondable amargura,
Donde el Destino ya me ha relegado;
Donde jamás penetra un rayo rosado;
Donde estoy sólo, con la Noche, huésped áspera,

Vivo como un pintor que un Dios burlón
Que ay, en la obscuridad a  pintar condena;
O como, cocinero de macabra cena,
hago hervir y como, mi propio corazón,

Por instantes brilla, se extiende, y se exhibe como una flor
Un espectro hecho de gracia y de esplendor.
Y por su lánguido aire oriental,

Cuando ha logrado su grandeza total
Reconozco a mi hermosa visitante:
¡Es Ella! obscura y, a la vez radiante 

                              Las Tinieblas
                          Charles Baudelaire.

 Tenía razón Baudelaire... las tinieblas se sienten en la creación de este gran expresionista, que a su vez fue conquistado por los mounstros cotidianos, por el entorno hostil, por el medio en el que se ha desenvuelto, por la necesidad, por la curiosidad, por el sufrimiento.

Cuando uno asiste a una exposición de Vega como la que presenciamos hace ya unos año en el Salón de la Plástica Mexicana, ó la que vimos en el Arzobispado Latinoamericano, sales dilucidando si fuiste testigo o participe; si los mounstros que moran en las obras del artista, no son parte de tus propias pesadillas, si aunque lo niegues, posees ese mismo lado oscuro que domina en el mejor de los casos algún sueño, o quizá se hace presente de repente en tu vida.


Al admirar sus ciudades perdidas, te invade también una sensación de recuerdo de algo que nunca has vivido, pero que sientes de tal manera que la percepción te envuelve en un torbellino lúdico donde en ocasiones terminas caminando con la imaginación por la avenida desvastada, por la orilla del templo abandonado o por todos los recovecos de sus laberintos.

 Las traducciones de Mauricio, de estas metrópolis oníricas que flotan entre un universo eternamente cambiante, que aparecen y están en la misma obra desapareciendo, deconstruyendose, implosionando y evolucionando hacia un nuevo horizonte siempre presente, que se vislumbra en la lejanía, son obras con un contenido iconográfico impresionante, donde se puede encontrar desde una hermosa piedad en medio del caos, o la máquina, que nos da una idea de tecnología pero que al mismo tiempo es el mismo hombre que aplasta con su paso los escombros de su creación y le da la mano a la ciudad futura a la metrópolis soñada, que por ideal que parezca, pronto encontrará justo el mismo destino que la anterior.

 A nivel formal la composición de Mauricio es completamente equilibrada, utiliza una proporción áurea y nos genera un foco desde donde todo acontece, con el talento de un arquitecto autodidacta, proyecta los más intrincados edificios, ciudades enteras, con toda su infraestructura, donde casi se puede olfatear al espíritu que las habita.
 Su pincelada es asertiva, de primera intención, específica, su detalle impresionante, de entre esta penumbra de movimiento y transmutación resalta en un punto el color que le da el equilibrio y la magia.


 El maestro Vega tiene la habilidad de hacernos participes de su fantasía, de jalarnos al interior del cuadro donde vivimos esa destrucción de la catedral gótica, o ese peregrinar eterno de las ánimas por los caminos del inframundo citadino, de las cloacas, de lo que las buenas conciencias esconden debajo de las alcantarillas y después nos presenta la puerta de entrada a otro mundo, una puerta gigantesca que parece salida de un cuento de ciencia ficción, y que en su quicio sustenta los ojos que reflejan lo que hay detrás del ser, del hombre, que en su composición no importa, es solo una silueta sin identidad, sin rostro, lo interesante esta detrás de él, en el camino que lo llevo al portal y al frente, en el camino que seguramente descubrirá al abrirse ese lastimado y barroco portal, en otro nuevo universo de gozos y torturas.

 El movimiento es otra característica importante de las obras de Vega, está patente en cada una de sus pinceladas, lo que vemos es solamente el instante captado por el espectador pero de alguna forma sus obras continúan evolucionando, sugieren el paso del tiempo, de una manera asombrosa ya que en el momento mismo en el que las miramos, algo pasa dentro que nos da la sensación de que ya perdimos algo mas, de que muto, de que esa compleja composición ya no nos revelará uno mas de sus secretos.

 Maneja un lenguaje críptico, simbólico, juega con la mitología, con la poesía, con textos antiguos, con el cine, con la psicología y traduce en expresión y pincelada la síntesis de sus vivencias.


 *Alejandra Del Río es Licenciada en Historia del Arte, Maestra en Museología y Museografía, Presidente del grupo ART NOW! México y Consejal del Salón de la Plástica Mexicana.

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